Para que un pirata guardara muy bien el secreto del escondite de un tesoro tenía muchos trucos. Uno de ellos era escribir con tinta invisible que sólo pudieran ver sus compinches.
Nuestra tinta invisible es el limón.
Así que esta semana tocamos, olimos, probamos... el limón y después pintamos con él.
Bajo la llama de una vela fueron apareciendo los mensajes secretos increíbles que mis niños y niñas habían dibujado. ¡Qué guay seño! ¡Es magia!
Pero ahora toca mandar un mensaje a las familias. Calcamos con limón algo aterrador y lo metimos en una botella.
¡A ver qué pasa!
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